DON´T HIDE, DON´T RUN... THEY´LL FIND YOU

Despertó. Se maldijo a sí mismo por haberse vuelto a dormir, pero el cansancio podía con él, y noche tras noche, caía rendido.
Sabía que los sueños eran la única vía por la que Ellos podían llegar hasta él, pero no podía evitar lo inevitable: siempre acababa durmiéndose. También sabía que tarde o temprano lo encontrarían, y lo matarían, por eso trataba de estar despierto la mayor parte del día. Hacía ya tiempo que las pastillas habían dejado de surtirle efecto, y se veía obligado a recurrir a métodos más convencionales, tales como el café.
Pero aquella noche era diferente; no habría sabido describirlo, pero de alguna manera sabía que Ellos lo estaban buscando, y que en cuánto se durmiera, acabarían con él. La desesperación se apoderó de su alma; salió de su casa y corrió, corrió hasta quedarse sin fuerzas, buscando algo o alguien que pudiera ayudarle, aunque en el fondo sabía que el momento había llegado, el momento de cumplir su castigo, y que no había escapatoria. La esperanza le abandonó definitivamente, y las tinieblas se adueñaron de su corazón. La muerte lo esperaba, era el precio que debía pagar por su error, así que se echó al suelo, y cayó en las delicadas redes del sueño. Ellos le estaban esperando sedientos de venganza. No despertó.