jueves, 6 de diciembre de 2007

CAPÍTULO 2: LUNELIA

Cuando Marc y sus padres llegaron a Londres, él estaba dormido, pues a pesar de ser poca la distancia que separaba Mistown de Londres, el tráfico los retrasó más de una hora.
-Hijo despierta-susurró Glen. Marc abrió los ojos lentamente-¿Ya hemos llegado?
-Sí, venga bájate- le apremió su padre. Marc salió de la limusina y se encontró con una preciosa ciudad, llena de luces, y con calles mojadas de lluvia.
-Coge este paraguas, que llueve muchísimo-le ofreció Mary.
-¿Dónde está nuestro apartamento?- preguntó Marc.
-Es éste de aquí-respondió Glen señalando un edificio altísimo-nuestro apartamento está en la tercera planta.
Entraron en el edificio para protegerse de la lluvia, y subieron en el ascensor hasta su piso. El apartamento
era grandísimo, y estaba amueblado con muebles carísimos. A Marc no le sorprendió en absoluto, pues todos los años iban de vacaciones a algún país lejano, y siempre se alojaban en habitaciones de lujo.
-Deja tu maleta y ponte el abrigo-dijo Glen.
-Lo siento papá, pero no me apetece salir, yo mejor me quedo-dijo Marc echándose en los sillones de piel.
-Por favor hijo, no nos arruines la vacaciones-pidió su padre.
Marc salió de mala gana y, a pesar de estar en Mayo, y en Irlanda hacía en esa mes mucho calor, en Londres hacía frío y llovía, así que cambiaron la ropa veraniega por otra más invernal, y se fueron al primer cine que encontraron. La película era romántica, y Marc se aburría como una ostra. Les dijo a sus padres que iba al servicio, y salió a la puerta del cine. Ya no hacía tanto frío, así que optó por dar un paseo por los alrededores, midiendo el tiempo que duraría la película. Había muchos parques y zonas verdes en el centro, y cuando vio un parque con un bosque al fondo, se acordó de la historia del anciano de Mistown. Se sentó en un banco y observó el lugar: Estaba muy oscuro, pero una luz verde destacaba en la oscuridad; Marc buscó el foco de luz, cuando se dio cuenta de que la luz provenía de su pecho. Se quitó el abrigo y una luz verde lo deslumbró por un momento. Su colgante brillaba intensamente y llenaba el lugar de una luz fluorescente. No entendía lo que estaba pasando, pero cuanto más se acercaba al bosque, más brillaba su colgante. Sin darse cuenta, entró lentamente en l bosque, omo sumido en un sueño. El colgante brillaba cada vez más e iluminaba los troncos de loa árboles. Cuando llegó al claro del bosque salió de su sopor. Una enorme fuente de piedra con el extraño líquido verde estaba plantada allí. El colgante de Marc se deshizo de la cuerda que lo ataba a su cuello, y salió disparado hacia la fuente y se metió en ella. Marc se acercó a ella e introdujo la mano en el líquido. La fuente lo aspiró y Marc empezó a dar vueltas y a ver imágenes borrosas, que se sucedían una tras otra. Perdió la consciencia.
Cuando despertó, estaba en una extraña sala azul. Se incorporó, pero sus piernas se doblaron y se desplomó sobre la cama de agua en la que se había despertado. Cuando iba a gritar, un hombre con capucha se acercó a él, trayéndole comida y agua.
-¿Quién eres?, ¿dónde estoy?- preguntó a gritos Marc.
-Tranquilícese, está en buenas manos- el desconocido parecía normal, de no ser porque tenía el pelo azul. -Señor de las Aguas, bienvenido a Lunelia , el mundo de las cuatro esencias.

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